Los equipos que se desplazaron a la República Checa pudieron vivir de nuevo un fin de semana de carreras normal: cuatro carreras, aficionados en el recinto y -con algunas restricciones- también en el paddock, así como afortunados ganadores y perdedores decepcionados.
En primer lugar, los conductores tuvieron que adaptarse a las condiciones climáticas cambiantes y encontrar la configuración adecuada tanto para lluvia como para pistas secas. «Ha sido bastante complicado», apuntó André Kursim. Las condiciones cambiaron en los entrenamientos libres del viernes y durante el sábado, a veces en pocos minutos. Cuando finalmente se permitió competir a los diez primeros de la clasificación, la situación varió de muy húmeda a seca en sola una vuelta. Kursim superó este desafío con el octavo mejor tiempo. En la carrera subió un puesto hasta el séptimo, asegurándose una plaza en primera línea de salida para la segunda carrera del día.
Kursim lo aprovechó al máximo, tomando la delantera al principio. Tras unas pocas vueltas, el húngaro Norbert Kiss se había consolidado como perseguidor. A pesar de las embestidas de su perseguidor, André no se dejó desanimar y realizó una carrera de primera. Pero, en la última vuelta, Kiss recortó por el césped con la mitad del vehículo y pasó por delante de Kursim. Sin embargo, poco después tuvo que ceder el triunfo a André, ya que los comisarios de carrera impusieron al húngaro una penalización de diez segundos.
Desafortunadamente, los éxitos del sábado no continuaron en el segundo día de carrera. «El domingo no dimos con la configuración adecuada para las nuevas condiciones», explicó después André Kursim después. La última carrera empezó mejor pero, en la segunda mitad, Kursim tuvo que enfrentarse a un problema con los frenos en el eje delantero. Y, por ello, terminó en undécimo lugar.
La próxima prueba tendrá lugar dentro de dos fines de semana en Zolder (Bélgica).